San Juan Bautista es una figura central en el cristianismo, conocido como el profeta que anunció la llegada de Jesucristo. Hijo de Zacarías e Isabel, quienes eran ancianos, su nacimiento estuvo marcado por un milagro, destinándolo desde temprano a una misión especial. Juan vivió una vida ascética en el desierto, vistiendo pieles de camello y alimentándose de langostas y miel silvestre, símbolos de su vida sencilla y devota.
Su misión principal era preparar el camino para el Mesías, llamando al arrepentimiento y bautizando a las personas en el río Jordán. Durante este ministerio, bautizó a Jesús en un momento crucial en la narrativa cristiana, cuando, según los evangelios, los cielos se abrieron y el Espíritu Santo descendió sobre Jesús en forma de paloma. Este evento marcó el inicio del ministerio de Jesús y consolidó a San Juan Bautista como un profeta reverenciado.
La vida de Juan terminó trágicamente como mártir. Fue encarcelado por Herodes Antipas tras condenar públicamente el matrimonio del rey con Herodías, la exesposa de su hermano. En una intriga palaciega, Salomé, hija de Herodías, pidió la cabeza de Juan como recompensa por su baile, lo que llevó a su decapitación. A pesar de su muerte, San Juan Bautista es celebrado con fervor, especialmente durante las "Festas Juninas" brasileñas, que honran su memoria con hogueras, danzas y tradiciones alegres.
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