San Sebastián es una de las figuras más reconocidas de la Iglesia Católica, recordado por su valentía y devoción inquebrantable. Vivió durante el siglo III, una época en la que el cristianismo era perseguido por el Imperio Romano. Nacido en Narbona, Francia, Sebastián servía como oficial de la Guardia Pretoriana en Roma. Lo que muchos no sabían era que, en secreto, era cristiano y ayudaba a sus compañeros de fe encarcelados por el imperio, llevándoles esperanza y consuelo en tiempos oscuros.
La historia más famosa de San Sebastián es su ejecución, o mejor dicho, sus dos ejecuciones. Cuando se descubrió que era cristiano, fue condenado a ser atado y asaeteado, una escena que se convirtió en una de las imágenes más icónicas de la historia del arte. Sin embargo, Sebastián sobrevivió milagrosamente al ataque y fue cuidado por una mujer cristiana llamada Irene. Recuperado, tuvo la valentía de presentarse nuevamente ante el emperador Diocleciano para reafirmar su fe, lo que resultó en su ejecución definitiva, esta vez a golpes.
San Sebastián es considerado protector contra pestes y enfermedades, un papel que ganó relevancia durante la Edad Media, cuando la peste bubónica asolaba Europa. Su imagen se representa frecuentemente en pinturas y esculturas, con su cuerpo atravesado por flechas, simbolizando no solo el martirio, sino también la resistencia y la superación. Se convirtió en el patrón de varias ciudades, incluido Río de Janeiro, y su devoción sigue siendo fuerte en todo el mundo.
Peso: 340 g
Altura: 24 cm
Las imágenes son solo ilustrativas.
Producto frágil.
Pintura semi manual, lo que resulta en variaciones individuales para cada producto.