Marduk es una de las figuras más poderosas de la mitología babilónica, conocido como el dios de la justicia, las tormentas y el protector de Babilonia. No comenzó como una deidad principal, pero con el tiempo, su importancia creció tanto que se convirtió en el jefe del panteón babilónico. Marduk es más recordado por su victoria sobre Tiamat, la diosa del caos, en la épica Enuma Elish. Esta batalla cósmica representa la victoria del orden sobre el caos, un tema central en muchas mitologías.
Después de derrotar a Tiamat, Marduk se convirtió en el creador del mundo. Usando el cuerpo de la diosa derrotada, modeló el cielo y la tierra, y organizó los elementos del universo. También dio forma a la humanidad, utilizando la sangre del aliado de Tiamat, Kingu, para dar vida al primer ser humano. Esta historia no solo solidifica a Marduk como un héroe divino, sino también como el arquitecto del cosmos, dándole una posición destacada y un respeto eterno.
Curiosamente, Marduk también era conocido por su símbolo icónico: un dragón con cuernos y lengua bifurcada, que representaba su fuerza y poder. A lo largo de los siglos, la influencia de Marduk se extendió por todo el antiguo Cercano Oriente, y fue adorado en muchos templos, no solo en Babilonia. Su historia es un testimonio de la importancia de las narrativas de poder y creación en la construcción de civilizaciones y en cómo los pueblos antiguos comprendían su lugar en el universo.
Atención: La estatua se envía desmontada.
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